miércoles, 9 de septiembre de 2009

Nueva anécdota desde el trabajo

Ayer ya os contaba como tenía que regar las máquinas del aire acondicionado cuando la temperatura es demasiado elevada. Pues bien, creo que ese hecho surrealista se queda corto en cuanto a lo que me pasó anoche.

Normalmente mi compañera de trabajo no fuma nada más que un cigarro o dos en las 8 horas de nuestra jornada laboral, cuando está el jefe. Tienen una especie de pique personal entre él con la coca cola (ya que es un adicto a ella) y ella con el tabaco, así que cuando tiene horario de mañana o tarde fuma más bien poco. Pero de noche todos aprovechamos el tiempo para hacer lo que más nos gusta, yo por ejemplo actualizo el blog y ella fuma xDD

Pues bien, en una de esas pequeñas escapadas para fumar, le acompañé fuera de las instalaciones caballerosamente, aunque yo no fume. Y nos encontramos una perrita, una bretón, tiratando y yendo de un lado hacia el otro sin saber donde estaba ni por donde salir. Intenté acercarme a ella pero acobardada por el miedo se marchó sin que pudiéramos hacer nada. Esa fue nuestra primera toma de contacto con la perrita.

Al cabo de unas horas, otra compañera de otro departamento y la mía decidieron ir a fumar de nuevo (cuanto viciooo!!) y yo aburrido como una ostra pues todas las páginas interesadas están capadas. Salí con ellas a tomar un poco el fresco, tampoco quería quedarme sobado. La segurata del lugar, que va con el coche sin luces a las 3 de la madrugada (ya me dirás cuanta seguridad), pasó por nuestro lado preguntado si el perro era nuestro. Obviamente le dijimos que no, y nos informó de donde estaba.

Había hecho saltar una alarma, en una de las empresitas del Parc Bit y la segurata había intentado cogerla, pero no fue bien el asunto. Al cabo de unos 20 minutos de esto, apareció la perrita cerca de nosotros. Aún no se fiaba pero cada vez se acercaba más, hasta que una de mis compañeras se ganó su confianza y se acercó a ella. Luego fue todo rodado, se acercó a nosotros e incluso nos seguía a donde fuera que fueramos.

Pero teníamos un problema, habíamos visto que estaba magullada, y que llevaba collar... una bretón limpia, asustada en medio de un lugar desertico. No podíamos dejarla allí, pero tampoco podíamos entrarla al recinto, así que me quedé con la perrita un rato fuera dándole de beber en un vaso de plástico y dándole de comer unas galletitas que compró mi compañera, hasta que se nos ocurrió la idea de llevarla al coche. Y así fue como tuve que hacer de Mc Guyver.

Aunque la perra nos lo agradecía con su compañía, cuando salimos para el parking se nos despegaba demasiado y no podíamos entrarla en el coche, así que cogí un cable de Red de unos 3 metros e hice una improvisada correa.

Al final hemos encontrado a la dueña de la perrita, cuyo nombre por fin voy a desvelar es Antonia (si un poco feo para un perro... pero bueno xD) y esperemos que siga su vida con normalidad.

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